Pavana del silencio

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Fernando Sarría

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Descripción

PAVANA DEL SILENCIO
Fernando Sarría
Prólogo de Joaquín Sánchez Vallés
Madrid, marzo de 2021
Colección Poesía, nº 52
110 páginas, 14 x 21 cm.
Rústica con solapas
ISBN: 978-84-123325-2-0
Precio: 13 euros (IVA incluido)

* * *

EL LIBRO:

(Del prólogo)

Continuando la línea de su poemario anterior Los días contados, Fernando Sarría nos presenta en esta Pavana del silencio una desolada visión del mundo. Dividida en tres partes, la primera viene a suponer una manifestación del recuerdo, con frecuentes referencias a la infancia («En mi noche un niño recoge sus lágrimas del suelo»); la segunda, un acercamiento al tú desde la evocación de la soledad («Suena tu nombre, / ahora es un pájaro que vuela hacia la oscuridad»), y la tercera un ahondamiento en el abismo, el vacío y la disolución («En lo claro del abismo se contempla el miedo»).
Y, al igual que en sus anterior poemario, Fernando Sarría prosigue en este con los procedimientos simbolistas e irracionalistas que se enraízan en la corriente más fecunda y más interesante de la poesía contemporánea, esa que arranca en muy buena medida de Charles Baudelaire. Esta corriente, que ha dado lo mejor que se ha escrito en verso en el último siglo y medio de la literatura occidental, busca presentar una imagen emocional del mundo. Quiere esto decir que el poeta no explica el mundo, no dice ni siquiera lo que siente ante el mundo, sino que su sentimiento viene representado por una imagen poética que simboliza tal sentimiento. Esto lo dejó claro el mismo Baudelaire en su poema «Correspondances», cuando nos presenta la Naturaleza como un templo donde «l’homme y passe à travers des fôrets des symboles / qui l’observent avec des regards familiers». Y así lo considera Fernando Sarría cuando dice: «Hay una senda de luz que sujeta mi corazón al paisaje» (p. 64). El paisaje como símbolo del corazón, a través de una senda de luz por la que camina la auténtica poesía.

JOAQUÍN SÁNCHEZ VALLÉS

POEMAS:

La tormenta,
el viento húmedo galopando en el bosque,
el relámpago, umbría de todo lo que se silencia
cuando el cielo se rompe en dos,
como golpeado por un hacha, quebrado
para convertirse en la columna vertebral del incendio.

*

En la labor del invierno queda el verbo.

Rastros de sangre.
La nieve tiznada de palabras.
El verso herido como un cervatillo
por un cuchillo de monte.

Todo el frío en la boca.
Un epitafio de poemas rojos.

Veo luces amarillas rasgar el amanecer.
La ley del más fuerte trae el silencio.

Un ciego vende la fortuna en las esquinas…
su voz es el clamor que me hace no olvidarte.

*

La inmensidad puede estar
en mi mano cerrada, llena de arena.

Subo desde el suelo a la torre, donde prendo el ángaro.
He sembrado luces en el estribo de la tarde,
hay nieve en las cumbres
y las nubes guardan la llave
que ahoga las emociones en su viaje al este.

El viento es un cuchillo que habla el idioma del acero.

En mi memoria todo se hizo de fuego y de silencio.