Descripción
EL PORTADOR DE RESINAS
Javier García Cellino
Madrid, octubre de 2021
Colección Poesía, nº 61
60 páginas, 14 x 21 cm.
Rústica con solapas
ISBN: 978-84-123989-1-5
Precio: 12 euros (IVA incluido)
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EL LIBRO:
Nueva entrega de Javier García Cellino, autor asturiano de poesía y narrativa, Premio de la Crítica de Asturias 2018 en poesía por Famélica Legión (en este mismo sello). Partiendo de un elemento natural, como menciona el título, utiliza el símil de la resina como pegamento natural de la vida y el arte. Poemas derivados de la contemplación de obras plásticas (pintura, escultura) y también del cine o la literatura, que simbolizan el punto de vista del autor ante la existencia: el arte y la belleza como camino hacia la explicación vital y resistencia ante el olvido. Siempre con una conciencia de clase de un autor cuidadoso con la palabra y por descubrir y reconocer en el ambito mediático de la literatura en español. Una nueva apuesta de autor y editorial por otras miradas alternativas a las del sistema mayoritario que nos engulle, en ocasiones, con banalidad y mercantilización.
POEMAS:
(Diálogo filosófico. Dos cabezas bajo la sombra de un pequeño olivo)
Cabeza 1.–
Administrar un secreto es dar nombre a sus propiedades. El filo de la lengua, que propone amistad u odio según quién empuñe el cuchillo, es un músculo orientado hacia la perplejidad. Al sur de los secretos duerme un pensamiento nocturno, una derrota aplazada, hasta que la oportunidad se vuelve fruta madura y crece entre los dientes.
A veces un secreto atrae a la belleza y la apuntala con una piedra de sol.
Cabeza 2.–
Una piedra de sol es una flecha lanzada hacia el infinito. Su destino es incierto en tanto que atraviesa distintas voluntades. Apagar el fuego o hacer reverberar el filo de un cuchillo no añade ninguna identidad a su muscu- latura. Por eso la piedra es materia frágil y el sol sobreviene en ella.
Cuando lloramos, la piedra de sol amenaza con desaparecer.
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La tempestad, 1508
(Óleo sobre lienzo)
GIORGIONE
El pavoroso oboe del trueno entretejía un estupor inmemorial al que no era ajeno el derrumbamiento de los corazones.
El viento convertía las sabinas en tumultuo- sas ramas dinásticas que nos amenazaban con su afilada espada. Una lluvia desposeída de cualquier virtud a nuestros ojos no tardó en anunciarnos su velo nupcial. Era agosto para las cosechas y para el miedo que prolon- gaba su flor de harina negra en los pechos.
Pasaron muchas horas hasta que retornamos a la duplicada condición humana.
Como corderos al sol o astros que navegan por mandíbulas estrechas, así nos vio aquella tarde el poeta, sobrecogidos en lo alto de las colinas.
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El árbol de la vida, 2011
TERRENCE MALICK
El buhonero que vivía enfrente de nuestra casa sacaba por las mañanas tórtolas de sus bolsillos y las mostraba a una multitud temerosa de Dios. Nadie se atrevía a preguntarle por qué motivo las aves no tenían el coraje necesario para echarse a volar. ¿Hubiera dicho que era un misterio, o quizás que la voluntad del Señor aprisiona el deseo de libertad?
Yo soñaba con un mundo en el que hubiera tórtolas de todos los colores.
Mi madre se las imaginaba a la cazuela, a la hora de comer.