De la nada en adelante

13,00 Impuestos incluidos

Pedro Díaz Rodríguez

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Descripción

DE LA NADA EN ADELANTE
Pedro Díaz Rodríguez
Ilustraciones de Aitana Díaz Mateos
Madrid, febrero de 2023
Colección Poesía, nº 79
86 páginas, 14 x 21 cm.
Rústica con solapas
ISBN: 978-84-126327-2-9
Precio: 13 euros (IVA incluido)

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EL LIBRO:

Necesito creer que una mirada vuelta hacia atrás es una condición imprescindible para seguir hacia delante. No tengo ninguna evidencia científica para afirmarlo pero, me lo dicta mi yo profundo, mi componente emocional, el desdoblamiento de saberme vivir en dos mitades, sin una de las dos no podría decir con seguridad que soy lo que soy. El tiempo, el paso del tiempo, está tan dentro de nuestra existencia como el juicio o la creación, de una manera subjetiva, de una manera de sentir las cosas que suceden porque ya han sucedido antes.

Pedro Díaz Rodríguez

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POEMAS:
(extracto)

LA MIRADA IMPERFECTA

Cada distancia tiene su silencio

Antonio Gamoneda

Recuperar la mirada
significarla en palabras para definir a las cosas
teñirles la piel con una torunda
impregnada
en una lengua llena de nombres

nombres inherentes a su propia piel
que se ha dejado jirones
marcas
regueros de cáscaras
miguitas para los insectos
que sobreviven a las catástrofes

Atraerla al conocimiento imperfecto de la emoción

porque lo contrario serían discursos frente al silencio
atrapados en su envoltura
rescoldos que se apagan bajo la ceniza
lápices sin miradas en un estuche de mármol

Lo disparatado son
los días ocurrentes de golondrinas
y los días huérfanos de asombros

Vienen las urracas
roban
los candados por cerrar
de los balcones y dentro del jardín
regurgitan epítetos incandescentes

y así
llena de polvo
parece hermosa
aún vestida de negro

la mirada imperfecta

*

RE VISIONES

El esqueleto del sol revisa una a una las sombras

El hombre del tiempo no predice nada

Sobre las señales de humo miro el cielo
no vaya a ser
que una nube venga a orinarse en los pronósticos

Me da en la nariz que no es mala idea
la de ser perro perdiguero
por olisquear siquiera el contrasentido
hasta de debajo de las piedras

Va para una hora la deshora del tren
El recuerdo sin memoria no llega
Un rebaño de ovejas se comerá por error nuestra hambre

Hubiera ido antes disfrazado de hogaza o de insecto
a revisar contigo las estrellas que fueron
a pesar de mi miedo a los murciélagos
colgados de la oscuridad

*

OCTUBRE DE DOS MIL VEINTE

A Elena y José
A Ruth y Carlos

uno más uno son cuatro si el rubor de las hojas de los árboles deja ver las avenidas desnudas, si las flores dentadas del toronjil inventan nuevas estaciones para que las abejas liben sin descanso y así compartir néctar a la redonda con el diente de león puede ser un ardor e incluso, si los astros medio lunáticos, sin querer pasar de largo, quieren untar pétalos y miel en rebanadas de pan amasado por caballos, mientras, en los arroyos antiguos, en donde cada mañana se grita luego diréis que somos cinco o seis, desmedidos, inalcanzables como el deseo de una línea férrea cuando llega al último apeadero imaginable y busca entre los remedios, un rosario sin cuentas para contar hasta cuatro la ingravidez de octubre y traviesa a traviesa la arquería del horizonte

en donde vive el secretario del tiempo y predice el porvenir bajo una vela de pólvora mojada y por si alguien pueda sentirse herido por quítame allá esas pajas, en los mercados al aire libre cuelgan apósitos para las urgencias, campanillas de primavera, alertas por si volviesen el lenguaje y las conmemoraciones a beber de las tetas deshidratadas de roma, además, se trenzan cuerdas de seda con agujas de estalactitas para los incrédulos ya que todas las escobas están vendidas y nadie se detiene en los tenderetes

porque nada es tan importante como los hilillos de cálamo que dejan las perdices cuando anidan en los huecos de escalera o cuando los afortunados vadean el escalón de la mañana con la noche o cuando se oye el avance al caminar de los escarabajos sobre la tela musical de las alas de los ángeles y cuando duermen y cuando despiertan los sordos convictos el estado excéntrico y el estado ingrávido les suenan a narcóticos celestes y entre los espejos del mediodía eligen el primer rizo de luz por ver pasar la exhalación de las mariposas con las diligencias urgentes de los significados y en tal estado atizamos los volcanes como si fueran hogueras de san juan para llevar claridad a los túneles que muestran el lado amable al salir y al entrar y por si fuera poco los pasos hacia el día prometido también están iluminados ya sea con faroles y relámpagos o hachas encendidas de gamonita