Ático Sur

12,00 Impuestos incluidos

Enrique Serrano Meana

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Descripción

ÁTICO SUR
Enrique Serrano Meana
Contraportada de Javier García Cellino
Madrid, junio de 2020
Colección Poesía, nº 41
90 páginas, 14 x 21 cm.
Rústica con solapas
ISBN: 978-84-121590-0-4
Precio: 12 euros (IVA incluido)

* * *

EL LIBRO:

(del epílogo)

Que la ciudad sea para los poetas una segunda piel o un apunte biográfico por horas no debiera de tener mayor importancia, salvo para quienes siguen empeñados en disfrazarse de románticos. Mas al margen de la dimensión de ese escenario, nadie podrá negar su presencia, que nos invita a veces a habitarla con nuestra memoria o, por el contrario (y quizás por eso mismo), a deshabitarla a causa de un excesivo conocimiento.
Esa ciudad contradictoria, cual Sísifo eterno que sube y baja las piedras de sus recuerdos, está siempre latente en la mirada de los poetas. Hay quienes prefieren tropezar con ella en el empedrado de las calles y quienes son más partidarios de avistarla desde la altura de su imaginación.
A fin de cuentas, la poesía intenta siempre acomodar sus pasos por inciertas madrugadas, abrirse camino por entre el alquitrán confuso de la historia. Esos son sus límites, pero también, a un tiempo, su excelsa grandeza.

JAVIER GARCÍA CELLINO

*

POEMAS:

ESCURRIDIZO VERANO

Rezuman nuestros días partículas de agua.
Parece así evidente
la presión de la luz sobre los cuerpos,
la misma luz que golpea sin luz estos lugares.
Sin demasiado éxito,
intento calcular la estructura del brillo.

¿Es el mármol lo que vive alrededor de mi cuello,
o acaso es mi cabeza
la que rodea a un mármol obstinado?

La casa no responde a esta llamada.

Un líquido vital me abrillanta la piel
como una última esencia, seca e invisible.

*

LITURGIA

Por quienes negociaron a ciegas
un pacto de miradas.
Por los que hicieron guardias clandestinas
y de alcohol a los pies del autillo.
Por aquellos que sembraron la niebla
bajo las buganvillas y después,
entre premoniciones y burlas,
confiaron al destino la cosecha.
Por quienes se asomaron al abismo
con el firme propósito de arrojar sus recuerdos.
Por los que no sufrieron el poder
sosegado de la melancolía
y en su lugar amamantaron dioses.
Por aquellos que torcieron la luz
huyendo de la vida, o de sí mismos.
Por los que no cruzaron juntos el río de la historia.
Por ellos, y por todos los siglos de esos siglos vacíos
que han de sucedernos, testifique mi amor.